
Con su mirada medio triste observaba su navaja, sin palabras se acercaba a los brazos de su amada, el coraje que le daba y la pena que causaba tener un cuertpo y no tener alma.
Se arrodillo frente a la cama y timidamente miro su cara, fria y calculadora fue esa mirada, la mirada de la muerte y la muerte lo miraba, ella abrio los ojos y lo apuñalo por la espalda.
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