noviembre 25, 2004

Los niños lloraba, las señoras decían: ¡¿hay vistes a los que lincharon?! Y un par de Mr. aún hablaban del desafuero de López Obrador (así, con todas sus letras porque eso de AMLO no me gusta), otros leían, otros no mas estaban ahí, estáticos, como que ni respiraban, yo mejor miraba por la ventanilla intentando atrapar con la mirada los fantasmas de la línea 9 del metro (tacubaya-pantitlan, camino corto) pero ¡razzzz! sin querer que me encuentro con los propios (los fantasmas), e hice lo que cualquier persona en una situación así haría: llore. No siempre lo hago. A Dios gracias.
Llore y llore, llore porque no tenia con quien hablar, ni a quien agarrar de la mano, ni en quien pensar mientras leo, ni… y bueno, obviamente prefería llorar a quedarme así, estática sin siquiera respirar, porque a fin de cuentas si uno llora se libera y la libertad es amor y el amor esta en el aire… tun tun tun… love is in the air… love is in the air…
Raro, con este paisaje maravilloso de la gente alrededor, los túneles del metro libres de fantasmas, vendedores ambulantes con el Cd de la Mesa que mas aplauda (a solo $10 pesos) y una señora frente a mi hablándome bonito, dándome consejos y ofreciéndome unos “klinex”, no debería escribir cosas como esta, debería escribir algo bonito “cute”, pero cuando uno tiene esta sensación, cuando uno se sabe sola, ni el metro a las seis de la tarde hace el paro.