Un coraje sentimental cuando ya no queda de otra.

No planeo una tragedia griega, no es mi estilo, pero me gustaría agarrar un revólver y acomodarle un tiro entre ceja y ceja, tal vez subir a un ring y en la primer caída decirle que no me sacará de combate aunque a mi me quede la certeza de que él nunca caerá en knock out.
No soy buena boxeadora, si no todo lo contrario: una pinché chillona y cursi de mierda. . . y eso no hiere a nadie, ni a mí.
Para lo que si soy buena es para morirme por casi cualquier cosa. Incluso por amor. Soy especialista en muertes lentas y silenciosas por corazones rotos. . . de esas que no te das cuenta hasta que ya te esta cargando la chingada y entonces quieres salir y cercenar a ese par de almas mal amadas.
Sentimientos de quien se sabe indiferente.
Pero eso ya no importa no es su culpa, yo así he sido siempre. Quizá ni deba tener coraje. . . desde un principio supe que él nunca caería en la lona. . . que esta no sería una buena pelea.
Contengo lo que me queda por decir.
Bukowsky escribio: "...las mujeres arrojan jarrones contra las paredes y los hombres beben demasiado..." En mi caso creo que tengo un macho viviendo en mi hígado que me hace beber demasiado y una mujer incapaz de aventar jarrones contra la pared alojándose en mi cabeza.