Hold me!!

Hay que aguantar las filas para comprar boletos del metro. Sin decir nada. Sin pensar.
Tomar camiones e imaginar que veo una telenovela de Juan Osorio para no agobiarme.
Mantener la calma y el miércoles rebotar en el piso del palacio. No impacientarme. Tener miedo.
Moverme despacito para que todos los sentimientos que me llenaron el pasado fin de semana no se me derramen. Hay que tener cuidado.
Siento que si me muevo rápido el corazón se me va a caer. Me pesa mucho.
¡Pinche gravedad!
Hay miles de kilómetros entre mi cuerpo y el piso.
Un martes lluvioso.
Una taza de café caliente quemándome las manos.
Pájaros comiendo en el jardín.
Tengo un vértigo espantoso. Miedo de la altura. Ganas de saltar. Una historia donde la princesa no encontró el ascensor para bajar.
¿Qué pensaría de mí la princesa de la torre?
Las princesas son pendejas, pero tienen el cabello lindo. Ahora creo que los elevadores se hicieron para las mujeres a las que no nos gusta peinarnos.
A mi no me gusta peinarme y tu no prefieres a la princesa.
Bueno, pues. Me aviento.
Y los kilómetros se acortan.
Creo que la gravedad es una buena razón para enamorarse.
Perder el miedo.