Así paso ...

… y entonces la puerta de una primaria se convirtió en la antesala de abordaje a lo que hoy para mi es el amor. Los sueños se volvieron 3D… un poco cósmicos y tal vez circulares… como el de Ana y Otto.
El espacio se transformó en un lugar que no soñamos, lugar donde a las niñas de mis ojos les gusta mirarte aun cuando me dejas morir sobre tus ojos de canto gregoriano y después me inventas una reencarnación en mp3. Llevo doce meses con tus canciones atoradas en mis arterias y en mi corazón de sonaja.
Te quiero con todo y tus lacónicas llamadas por teléfono. Aun cuando dices que no puedes verme.
Te amo porque has aguantado mi terquedad y mi actitud de quinceañera. Mi olor a borracho y mis ronquidos en heavy metal.
Me sabes a un amanecer perfecto y yo me estoy haciendo experta para pintar ilusiones con la sangre de los cielos en madrugada.
Te quiero así, con tu asombroso parecido a Snoopy, con tus besos de chocolate y rosas encantadas, con tu barco de papel y con tu olor a cerveza.
Amo tu cuerpo blanco y tus lunares. Amo tocarte y que me desarmes como la otra noche, como siempre.
Un año mi Rasta, y mis ojos quieren llenarse de más noviembre, así como se llenaron de octubre, de diciembre y de abril y de ti.
Hace un año me subí a un avión de papel… así, sin rumbo, sin preguntas de amor que escribir sobre la hoja.
Pero volamos.
Hace un año que comenzó el vuelo compartido y hoy mi corazón es como una esfera dando vueltas y lleva todo el tiempo pintada tu sonrisa de sandia dibujada con la acuarela de un niño de Kinder.
Sí, ya se que la definición es estupida pero me vuelves loca.
Me despojas del sentido común, de la sintaxis, de la buena ortografía y de mi opinión sobre la monogamia. Hoy creo que puedo tomar otro viaje en cometa.
Total, seguimos en vuelo y el destinó es una vieja celestina que nos vigila detrás de la puerta y celebra por nosotros.