Explicación

Es que estaba en estado de coma. Ya me andaba muriendo. Bueno, más bien sólo me excedí, me volé, me di un pason. Sip, eso fue.
Un sábado, de esos cualquiera, me inyecte pura felicidad y que se me pasa la mano. Ahí andaba yo como araña panteonera y media pisoteada, sin sentido de la orientación y sin querer orientarme. La verdad, pa que les miento.
Entre excesos llego la noche. Bebí tantos besos que no me dolió el hígado si no el corazón. Pero yo era bien feliz.
Y así, con el amor y la felicidad por mis venas un día vine aquí y trate de escribir algo. Pero pura tonta cursilería me salía. Indigno, pensé, así que inmediatamente borre todo.
De repente ya andaba yo por Guanajuato donde me tope con Manzanero, al que por cierto ni le hice caso. La verdad es que me pareció exagerado. No quería ser llevada por mi estado alterado de conciencia a corear las rolas del buen y romántico yucateco.
¡No, que pena, ya me imagino ahí, medio drogada y balbuceando “Contigo aprendí”! Afortunadamente hay gente buena en el mundo, que te devuelve a la realidad.
La puta simbiosis de lo especial y común me volvió a tomar de la mano en Guanajuato, en los Pastitos. Ahí estaba mi alter ego materializado en un alemán con maquina de escribir, identificado a su vez con “El libro de las preguntas”. Lo cuestionaba todo, lo repetía todo, y danzaba de aquí para allá, de allá para acá, entre sus demonios y la gente… en mi mente todo era excitación, histeria, inconformidad, impotencia… tal como la suya, como la mía. Los alemanes del grupo Pan.Optikum llegaron e invadieron con preguntas. Yo me volví a elevar, me volví a viajar y ahí andaba bien alto, reventando entre fuegos artificiales, era muy muy feliz, a pesar de que en ese momento todo en mi mente se resumía a simples devaneos entre las preguntas del alemán con maquina de escribir y las mías, las suyas y las mías, las suyas y las suyas otra vez y luego las mías, las mías y las mías. Que pa el caso es lo mismo. ¿Con este cuerpo me puedo hacer un traje nuevo? ¿Qué? ¿Quién? ¿Dónde? ¿Por qué? ¿Why? ¿Por qué sonríe la sandia cuando la cortas? ¿A dónde se retira la sombra? ¿Y por qué las hojas tienen que ser verdes? Neruda ya se lo había preguntado. ¿Como se llamó la obra? iL Corso se llamo la obra.
En el bajón, fui metida a apretones en un camión que me devolvió a casa. De haber sido por mi, yo me quedaba congelando el tiempo en Guanajuato, aunque perdiera toda la vida.
El día 25 volví a ponerme hasta las manitas de alegría. Después de veinte días de insomnio, recupere el sueño, mi alma descanso y llegue hasta Marte de un salto. Ahí me encontré con una bandita de marcianos a los que invite a mi casa a festejar.
Accedieron, nos echamos unas chelas, platicamos y se fueron muy agradecidos. Como muestra de su gratitud me obsequiaron un “teleport”.
Cuatro días después viaje hasta Barcelona con mi “teleport” y ahí me encontré con Nohan, sólo que me despiste un poco por los usos horarios y cuando llegue él estaba dormido. Y ese carbón duerme como hipopótamo.
El chiste es que yo era muy muy feliz… vivía en el aire casi todo el tiempo y no coordinaba. Con decirles que hasta en el día de muertos me trajeron flores. Bueno, una rosa, pero una rosa encantada.
Ví la vida en blue.
Estar enamorada es como vivir en las drogas, con taquicardia y todo. Por ahí del 3 de noviembre mi corazón parlanchín latía tan rápido y fuerte que casi me muero.
Mis amigos son maravillosos, mi familia también, mi noviecito… la luna… el sol… la vida… pero la vida es una puta envidiosa, usurera de la felicidad y el domingo me termino el viaje y todo se fue al caño. Fui atrapada por un video escándalo. Por una telenovela de Televisa. Por una historia tres x. Por una película de terror. Por el desamor. Por un mal viaje.
Y así sin el amor ni felicidad por mis venas, me he puesto al monitor todos los días y no me salen palabras. Ni bonitas ni de las otras.
No supe escribir alegrias y ahora no sé como escribir tristezas. Por eso estoy, y perdonaran ustedes, escribiendo puras pendejadas.

¡Nada de lo que anterior mente se dijo fue falso!